¿Nueva Escuela?

El cambio es la única constante en la vida del ser humano y la adaptación al mismo se enseña con la práctica y el ejemplo, acompañada de contención emocional madura por parte de los adultos responsables de tu pequeño/a. 
 
La actitud de Papá y Mamá (y cuando la convivencia es muy cercana, de los abuelos), es pieza fundamental para que tu hijo/a se adapte rápidamente a su nueva escuela, sus posibles nuevos amigos y esté abierto a construir relaciones de seguridad y confianza con los nuevos adultos que le rodeen. Recuerda que lo importante es lo que hacemos con lo que nos pasa. 
 
Te ayudo a que le sea más fluido el cambio:
 
1. Asiste a las juntas previas al ingreso para que saques toda tu ansiedad y dudas con quienes corresponde (tú también te enfrentas a un cambio) para que con él/ella, seas su red de contención, no la suma de angustias. 
 
2. Haz emocionante el cambio, habla de nuevas posibilidades, nuevas oportunidades y nuevos comienzos. Ayúdalo a ir regulando sueño y comidas una semana antes de entrar a clases para que eso no sea factor de incomodidad. 
 
3. Dale tiempo de adaptación a su nuevo contexto. Los más chiquitos (preescolar) podrían tardar hasta un mes en asimilar el cambio. No desesperes. Mantén comunicación abierta y constante con la directora o director del kinder y que te mande fotos de su día, que te describa sus actividades y así cuando lo recojas, tendrás tema de conversación y lo podrás felicitar por lo hecho.  Los niños de Primaria y Secundaria se adaptan mucho más rápido, una semana, máximo dos cuando vienen de una experiencia difícil (de otro entorno escolar, de cambio de domicilio, estado o país; de una separación parental, etc). Apóyate en el departamento de psicopedagogía del Colegio para que te acompañen en el proceso y sepan como ayudarle en congruencia.  
 
4. Contesta todas sus dudas. Se honesta en la razón del cambio. Nueva oportunidad laboral, mejores condiciones económicas, ajuste en los gastos de la casa, y da un giro positivo a todas las razones que te llevaron a tomar esa decisión. Importante: Nunca lo hagas responsable del cambio. Tú eres el adulto/a. 
 
5. Respeta su nostalgia. No lo obligues a olvidar a sus amigos, ni su rutina anterior. Si quiere mantener contacto con sus amigos, ayúdalo. ¡Ahora tendrá más! No perdió, ganó. 
 
Y ya por último, mantén comunicación constante -con las personas indicadas-, en el nuevo colegio, ya sea dirección, maestros o psicopedagogía (o todos). Ellos seguramente estarán en la mejor disposición de que esta transición sea lo más armónica y fluida para ti y tu hijo/a; y están en la obligación de atenderte, guiarte y darte estrategias para que tú apoyes en casa. Es trabajo en equipo para ver resultados más rápido, sin forzar la etapa de desarrollo de lo más valioso que tienes.


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